Tal día como hoy, celebramos el aniversario del nacimiento de uno de los mayores estrategas de nuestra historia. Conocido también como el "medio hombre", su vida de militar dejó su cuerpo marcado, no siendo nunca impedimento para seguir cumpliendo como militar.
El 3 de febrero de 1689 nacía Blas de Lezo y Olavarrieta en lo que hoy en día es Pasajes (Guipúzcoa) en el seno de una familia noble. Con tan sólo 13 años ingresó como guardia marina en la Armada. Con 15 años, una acción de guerra le hizo perder la pierna izquierda por debajo de la rodilla. Su comportamiento le valió un ascenso como alferez de vajel de alto bordo. Fue distinguido por operaciones contra barcos ingleses que les superaban en número. Con apenas 17 años fue herido en el ojo izquierdo, quedando ciego de éste. Un año después fue ascendido a teniente y con 21 años ya era capitán de fragata. Sus acciones de guerra le hicieron famoso.
En 1712 fue ascendido a capitán de navío y en 1714, durante el asedio de Barcelona, una bala de mosquete le dejó inútil el brazo derecho.
Con apenas veintiséis años, Blas de Lezo era ya cojo, tuerto y manco, pero también había empezado a formarse su leyenda y entre los marineros ya era casi un mito.
En 1720, a las órdenes de Bartolomé de Urdinzu, partió hacia Perú con la misión de combatir a corsarios y piratas. Durante 3 años estuvo navegando el Pacífico hasta que fue nombrado general de la Armada, cuando acababa de cumplir 34 años.
Bajo su mando, modernizó la escuadra del Mar del Sur. Combatió y ganó contra los piratas holandeses y británicos. A pesar de ello, el nuevo virrey, José de Armendáriz, desmanteló parte de la escuadra, lo que le llevó de nuevo a España. Fue nombrado jefe de la Escuadra del Mediterráneo.
En 1733 cuenta la victoria contra el Bey de Argel, al que combatió y a pesar de estar en inferioridad, obtuvo una aplastante victoria.
En 1734 fue nombrado teniente general de la Armada y destinado como comandante general de Cádiz y dos años más tarde comandante general de los Galeones, lo que le llevó el 3 de febrero de 1737 a Cartagena de Indias, clave geoestratégica de América del Sur, además de tener una gran relevancia comercial.
Participó en los trabajos de reconstrucción de las defensas de la ciudad.
El hito más conocido de Blas de Lezo fue la defensa de la ciudad, muy en inferioridad, contra la flota británica en 1741. Cuando pensaban que atacarían La Habana, Cartagena de Indias había quedado con muy pocos efectivos. La flota de Vernon, con más de 170 barcos y 31 mil hombres, inició su ataque el 15 de marzo de 1741. El combate duró hasta el 20 de mayo, día en el que a pesar de la superioridad británica, gracias a la estrategia de Blas de Lezo, huyeron para desistir del ataque.
Nunca más los ingleses se atreverían a montar una expedición a gran escala contra las posesiones españolas en América.
Una curiosidad es que tan seguros estaban los británicos de su victoria, que llegaron a acuñar monedas con la rendición de Cartagena de Indias.
Blas de Lezo moría el 7 de septiembre de 1741 a causa de las heridas que había sufrido durante el asedio.
En vida no tuvo el reconocimiento de dicha gesta, pues sus enfrentamientos con el virrey, en desacuerdo con las decisiones tomadas, le llevaron a ser destituido por medio de una Real Orden, fechada posterior a su muerte.