Tal día como hoy, el 3 de abril de 1629, embarcaba otro de nuestros #exploradoresolvidados en Lisboa en la expedición de Miguel de Noronha en dirección a las Indias Orientales iniciando así una épica aventura que bien merecería una película y que Miquel Silvestre nombra en su libro de La vuelta al mundo en moto, además de dedicarle 5 podcast en Radio 5.
Os hablo de Domingo de Toral y Valdés. Es uno de esos aventureros que escribieron una autobiografía llamada "Relación de la vida del capitán Domingo de Toral y Valdés" y que a pesar de ello, la historia ha querido olvidar de forma injustificada, pues se trata de una persona que no buscaba riquezas ni tampoco vanagloriarse. Culto en las letras, y con grandes conocimientos en cosmografía y en arquitectura, derrochando humildad, pues a pesar de tratarse de una autobiografía, su narración se centra en relatar el detalle de lo que le rodea y observa y en las personas con las que trata, dejando su ego completamente de lado.
Nació en el concejo de Villaviciosa (Asturias) en el año 1598, hijo de una familia de hidalgos pero sin grandes recursos económicos. Su madre falleció tras el parto de un hermano menor quedando el padre al cargo de tres hijos. Siendo muy joven, el padre se trasladó a Madrid con los dos mayores y dejando a Domingo de paje con un señor donde sirvió durante 4 años. Después estuvo otros 4 años vagando por el país, volviendo finalmente a Madrid para servir de nuevo para su viejo amo hasta los 16 años, cuando tras una reyerta con un criado envidioso, huyó a Alcalá de Henares para formar parte en una compañía de soldados, la cual fue enviada a combatir a Flandes.
El viaje, que partió en barco desde Lisboa, ya fue de por sí muy accidentado, pues de los 3000 que partieron, perecieron 700 en el camino. Así fue como en noviembre de 1615, a la edad de 17 años y tras 28 días de navegación, desembarcaba en Dunquerque, en un estado calamitoso.
En Flandes sirvió para Don Iñigo de Borja en el castillo de Amberes hasta 1619, cuando se le reasignó a la compañía de Francisco Lasso de la Vega, quien posteriormente fue gobernador de Chile.
Combatió durante dos años más hasta que fue licenciado como especialista en fortificaciones, volviendo a pie a España por falta de dinero para poderse pagar un pasaje.
Fue enviado durante dos años y medio a Lisboa, guarneciendo la ciudad y a continuación fue enviado al Peñón Vélez de La Gomera, situado en el norte de África entre Ceuta y Melilla.
El 3 de abril de 1629, recién nombrado capitán, embarcaba en Lisboa con la expedición de Miguel de Noronha, recientemente nombrado virrey de la India, en dirección a Goa, donde llegaron el 21 de octubre, haciendo escala en Mozambique, gobernada por Ñuño Álvarez Pereira, perseguido por la Inquisición.
El detalle del accidentado viaje lo cuenta Miquel Silvestre en su libro de la vuelta al mundo, pues fue difícil y mortal para muchos.
Tras otro mes de travesía, llegaron a Goa, desde donde el virrey lo mandó a inspeccionar todas las fortalezas portuguesas de la India. En esta tarea conoció a un ermitaño que le marcó y cito a Miquel Silvestre: <<...realiza una visita a un ermitaño que vive en una isla, y es tanta su impresión que desea quedarse allí con él, a lo que se niega el eremita y no obtiene de él más que un breve discurso en el que destaca algunas palabras. "Contentaos con moderación, no siendo muy ambicioso de honra, porque como la sombra que huye de quien más la busca, y muchas veces buscándola se pierde.">>
Desde Goa fue enviado a Persia para servir bajo el mando del general Rui Freire de Andrada en la recuperación de Ormuz, conquistada por Alonso de Alburquerque en 1507. Tras nueve meses volvió a Goa sin haber logrado el propósito.
Posteriormente fue enviado con el capitán general Francisco de Mora a una expedición de 16 navíos para recuperar la Isla de Mombasa en la costa de Kenia, donde una colonia portuguesa fue aniquilada, arribando el 31 de diciembre de 1631. Tras 4 meses de batalla contra los nativos que lanzaban flechas envenenadas y rozar la muerte en más de una ocasión, volvió con los supervivientes a Goa sin lograr recuperar la plaza.
La desastrosa campaña militar originó un juicio oral contra el general Francisco de Mora, a quien querían exculpar instando a Toral y Valdés que mintiese, pues advirtió el desastre y no se le hizo caso. Toral, que es una persona que valora el honor, se negó y terminó injustamente en la cárcel, donde estuvo retenido 60 días.
Lo liberaron para embarcar a las órdenes de Rodrigo Dacosta en un navío de reconocimiento al norte de Goa.
A la vuelta, antes de ser encarcelado de nuevo, decidió emprender su vuelta a España en un viaje épico que le llevó desde un puerto no controlado por los portugueses hacia Ormuz, y desde esa isla a tierra firme a la actual Irán, atravesando durante 8 días el desierto a pie hasta alcanzar Lar, perdiendo casi la vida.
Prosiguió su viaje, esta vez a caballo, en dirección a Shiraz y desde allí a Isfahán, capital del imperio persa.
Otros 28 días más de viaje a pie tardó en alcanzar Babilonia. Tras un descanso de tres días, prosiguió su periplo a través de Mesopotamia, con algún riesgo de perder la vida, atravesando de nuevo el desierto, andando día y noche, hasta llegar a Alepo (Siria).
Tras 15 días de descanso y de nuevo temer por su vida, continuó hasta Alejandreta donde embarcó en dirección a Marsella. Desde allí continuó a caballo hasta Barcelona y después hasta Madrid, donde se presentó ante S.M. el Rey.
Tuvo que defenderse ante el Consejo de Portugal por su enfrentamiento con el Virrey de Goa, pero las explicaciones dadas satisficieron al Consejo y fue dejado libre.
Desde entonces nada más se supo de él.
Desde que salió de Lisboa el 3 de abril de 1629 en dirección a Goa, y a su llegada a Madrid el 3 de mayo de 1634 pasaron más de 5 años viajando sin descanso, navegando, luchando y atravesando desiertos.
Termina su relato diciendo: "Que por mi se puede decir, según tantos trabajos he pasado y peligros de la vida, y al presente en más necesidad, que el día siguiente siempre es el peor."