Tal día como hoy, el 16 de abril de 1582, Hernando de Lerma fundaba la ciudad argentina de Salta, aunque realmente se fundó con el nombre de Ciudad de San Felipe y Santiago de Lerma en el valle de Salta. Desde bien pronto, ya la llamaban Salta.
Hernando de Lerma era un burgalés nacido en Lerma en el año 1550. Algunos dicen que nació en noviembre de 1541, pero no parece ser correcto.
El 13 de noviembre de 1577, Felipe II lo nombra gobernador de Tucumán, partiendo desde Sanlúcar de Barrameda el 5 de julio de 1578. Tras hacer escala en Panamá, llega a Lima a principios de 1579.
Nada más llegar a Santiago del Estero, capital de la Gobernación de Tucumán, mandó arrestar a su predecesor hasta realizar el juicio de residencia, que es un juicio que se hacía a todos los gobernadores cuando dejaban su cargo, debiendo demostrar su buen desempeño en el cargo. En función del resultado del juicio, se dictaba sentencia.
Gonzalo de Abreu, el gobernado saliente, fue condenado a combatir en Orán por un plazo de 5 años además de ser desterrado perpetuamente de las Indias, sin embargo nunca llegó a salir de la cárcel, donde murió
La fundación de la ciudad de Salta era su ambición desde el principio, contando con el apoyo del Virrey de Perú, Francisco de Toledo.
Solicitó al rey nombrar corregidores que velarían por el bienestar de los nativos y así evitar abusos.
El 16 de abril de 1582, Hernando de Lerma plantaba el Palo de la Justicia en el centro de la que hoy es la Plaza 9 de julio. Al acto de fundación asistió el Obispo Fray Francisco de Victoria, quien trajo de España las imágenes de la Virgen del Rosario para el templo de Santo Domingo en Córdoba y el Cristo Crucificado, destinada a la Iglesia Matriz de Salta, actualmente el patrono de Salta.
Con este asentamiento se lograba una red de comunicación entre los puertos de El Callao en el Perú y la recién fundada Buenos Aires.
Según se recoge en testimonios de exploradores de la época, Hernando desposeía a unos para repartir sus bienes entre sus allegados. Sin embargo el mayor enfrentamiento lo tuvo con el obispo portugués Francisco de Victoria, tan ansioso de bienes como él. Llegaron numerosas denuncias en su contra. Fue llamado a comparecer ante la Audiencia de Charcas, sin embargo desobedeció la orden, lo que originó su detención y desposesión de todos sus bienes a principio de 1585.
En 1590 fue enviado a Madrid junto con el juicio de residencia que no fue nada favorable a causa de las numerosas denuncias que había acumulado. Fue condenado a multa, cárcel y destierro perpetuo de la Indias. Fue encarcelado en 1591 y al año siguiente murió entre rejas.