23/12/2022
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EL CAMINO DEL PRÁCTICO

El pasado 23 de diciembre la delegación de Sevilla organizó un día de ruta más almuerzo navideño con la excusa de conocerse la mayoría de los miembros y así poder pasar un día lúdico en esta gran familia. Quedamos en la estación de servicio BP de Gelves a las 10:30, para llenar los tanques y tomarnos el café de rigor. Sobre las 11h pusimos rumbo a la localidad vecina de Coria del Río, para coger una barca que nos pasaría a la otra orilla del río Guadalquivir. A partir de ese momento, comenzaba de verdad la ruta que nos había preparado nuestro compañero Pablo Luna, la cual discurría entre los arrozales y el propio río y que como no, nos metería en el mismo preparque de Doñana para acabar en Sanlúcar de Barrameda, por tanto, y salvando las distancias, íbamos a realizar el mismo camino que se hacía en el S XVI-XVIII para proteger a la flota de indias cuando iban desde Sanlúcar hasta Sevilla. O transitar los caminos que harían los bandoleros en el S XIX para no ser atrapados con facilidad por las autoridades. Por tanto, no vamos a hablar de un camino cómodo, ni mucho menos. Si es verdad que los primeros compases se teharían en un asfalto bastante bueno, con un ancho considerable tanto de la carretera como del arcén, hasta que, llegado un punto, ese buen asfalto se fue quebrando y achicando cada vez más y como quien no quiere la cosa, al igual que pasa el tiempo y no nos damos cuenta, la carretera se convirtió en camino, un camino de arena, tierra, grava y como no, barro. Tenemos que recordar que durante más de una semana se había tirado lloviendo y claro está además de llenar los embalses (aunque muy poco) también había hecho estragos en los caminos. Pues enos aquí, en uno de esos caminos de tierra y barro, a motos de varios estilos a la vez, desde una BMW GS con ruedas aptas para hacer caminos, pasando por una moto Gucci y una Yamaha fz6 ambas con ruedas lisas de carretera y una Can-nam. Sin duda, fue una ruta para el recuerdo, por lo menos por mi parte, dado que nunca me había hecho tantos km en caminos de tierra y menos con tanto barro y yendo a una velocidad alta en principio. Esa sensación de perder el tren delantero cada dos por tres, notar cómo la trasera perdía adherencia e iba derrapando, ponerte perdido de barro tanto un servidor como a los compañeros y sobre todo y lo más importante, ver esos paisajes que no puedes llegar si no es por esos caminos, sin duda, me hizo enamorarme más de viajar en moto.
Como en otras tantas aventuras moteras, no pudo faltar el momento de tener que sacar las herramientas y remangarse para arreglar alguna moto. En nuestro caso, además, era la de nuestro invitado, al cual se le habían metido piedras en la misma correa y tuvimos que ir quitándolas para que la misma volviera al eje del cual se estaba comenzando a salir, nada grave, aunque estuvimos a punto de paralizar la ruta, menos mal que todo se solventó.
Tras esto y volver a un asfalto casi inexistente que lo que más tenía eran unos hoyos increíbles, que te hacían añorar la tierra, llegamos al preparque de Doñana y desde ahí a Sanlúcar de Barrameda.
Llenos de barro y polvo y cansados, buscamos posta en una de las bodegas clásicas del municipio, donde apagamos nuestra sed con un poco de mosto de la región y algunas viandas como el cazón, tagarninas y un buen aliño de “papas aliñá”. 
Antes de marcharnos de tal singular lugar, donde comenzó Magallanes su gesta y a donde volvería, dónde arribaban los galeones de la flota de indias esperando las mareas para llegar a Sevilla. Nos detuvimos en la desembocadura del río y mirando hacía el parque de Doñana (justo enfrente) no pudimos no acordarnos de nuestro guerrero nº13, nuestro querido Sergio Naranjo, no hubo pena, si no alegría como si las aguas que nos separaran fueran las del mismísimo río estigia, sabíamos que él estaba con nosotros y que nos había acompañado en una ruta que no nos cabría duda que hubiera disfrutado como un pequeño.
Una vez tuvimos ese rato emotivo, volvimos a nuestras monturas y pusimos rumbo por la carretera nacional en esta ocasión hasta los Palacios, donde Francisco, Manuel y Rosario nos esperaban para conocernos en persona, ponernos por fin caras y como no, compartir un rato de cervezas, risas e ideas para futuras salidas.
El resumen por tanto, un día increíble donde aunamos como siempre rutas, historia y como no, cervezas para concluir.
 

  • Ruta #2 - Delegación de Sevilla: El camino del práctico
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