25/03/2023
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25-03-2023.

Esta es la fecha que la Delegación de Valencia/Castellón propone para la celebración de su Moto-Dinar SIERRA BERNIA cuando todavía tenemos en el cuerpo el “terratrèmol” (terremoto) de las últimas mascletás de las fallas, con el penetrante olor a pólvora que inunda cada rincón, y acaban de finalizar también las festividades de la Magdalena en Castellón.

Para esta ocasión nuestro delegado ha elaborado un recorrido que nos llevará por las provincias de Valencia y Alicante donde el mar y la montaña serán los protagonistas.

Socios de las Delegaciones de Alicante, Murcia y Ávila compartirán con nosotros este fantástico día que nos disponemos a disfrutar. Como anécdota hay que recordar que nuestro compañero Jordi (delegación de Barcelona), con la emoción del momento, decidió adelantar al 25/02 su Moto-Dinar particular.

Todos estamos a la hora convenida e iniciamos nuestro camino hacia la provincia de Alicante por la AP-7.

Si bien este tipo de carreteras no es el preferido para disfrute de las motocicletas, pronto nos encontramos con un entorno maravilloso. A nuestra izquierda, los rayos de sol reflejan en el mar delimitando un horizonte claro y brillante donde podemos divisar los arrozales mientras vamos escoltados por un gran manto verde formado por naranjos. Son varios kilómetros donde llaneamos entre la huerta valenciana. Esta recta carretera asfaltada bordea los huertos y podemos observar las terrazas que salen de las montañas como buscando el frescor del mar.

Los naranjos tienen su origen en India, Pakistán, Vietnam y el sureste de China. Fue en el siglo X cuando los árabes introdujeron el naranjo amargo en España, como árbol ornamental, apreciado por su belleza y aroma a azahar. Los inicios de la naranja de Valencia tuvieron lugar en la localidad de  Carcaixent de la mano de Vicente Monzó (párroco), Carlos Maseres (notario) y Jacinto Bodí (farmacéutico), quienes en 1781 plantaron el primer campo de naranjos en la partida de “La Bassa del Rei”, con unos pies de limonero, traídos de Murcia, injertados de naranjo dulce.

Apreciamos esta riqueza agrícola y su variedad observando, mientras circulamos hacia nuestra primera parada, ese contraste de tener a un lado de nuestro camino los huertos de naranjos repletos de flor de azahar que nos deleitan con ese aroma inconfundible mientras al otro lado se recolectan las variedades de naranjas más tardías.

Tras la primera parada en Ca Briones para disfrutar de nuestro “esmortzaret” popular, nos disponemos a adentrarnos en el interior de la provincia de Alicante. 

Salimos de Pego en dirección a La Vall de La Gallinera.

La Vall de Gallinera es un precioso valle entre montañas en el interior de la comarca de la Marina Alta, al norte de la provincia de Alicante. Este hermoso rinconcito de nuestra geografía, es conocido entre otras cosas por los cerezos, que tapizan las laderas de sus montañas, ofreciendo el espectáculo de la floración.

Uno de los mayores alicientes del trayecto lo constituyen las incontables fuentes y lavadores que encontramos a lo largo del mismo.

De fuente en fuente. Y es que en esta zona de la Marina Alta las lluvias son (o solían ser) abundantes, de forma muy diferente a como sucede en el sur de la provincia, en las áridas tierras de l’Alacantí.

Abundantes lluvias que dan lugar a numerosas fuentes, que brotan frescas y transparentes desde las abruptas peñas de la Serra Foradà, en el margen sur del valle, o bien desde los sinuosos barrancos de la Serra de l’Almirall, que cierra el valle hacia el norte.

Comenzamos un sinuoso ascenso al observatorio forestal de El Miserat.

El paisaje es maravilloso: las vistas a nuestro mar mediterráneo se suceden con la presencia de la sierra alicantina. El trazado se hace angosto, parte del asfalto se quiebra y pronto las curvas cerradas ofrecen algunas dificultades a aquellos que llevamos monturas pesadas. Aquí, en las dificultades, es donde aparece nuestra esencia Silver Reader con toda su grandeza. Miro hacia atrás y tengo a los guardianes, que han decidido renunciar al disfrute de este recorrido, para velar por la seguridad de todos nosotros. No son palabras, son hechos.

Una vez todos en el alto (con miedo a las alturas incluido) disfrutamos de unas vistas privilegiadas; aunque podemos ver en la lejanía, las desoladoras imágenes de la cicatriz que dejó el incendio ocurrido en el año 2022. Una extensa columna de humo en el horizonte del mar nos recuerda que, en el área de Castellón, el bosque está siendo devorado por las llamas muy cerca de donde disfrutamos recientemente un moto-esmortzaret.

Tenemos a nuestra vista la localidad de Denia, ciudad natal de nuestro Presidente. Quién sabe si estaremos recorriendo algunas de las rutas que despertaron en Miquel su curiosidad y el carácter nómada y viajero.

Comenzamos el descenso para continuar con nuestra jornada. Nos dirigimos hacia el Vall d’Ebo.

Vall d’Ebo es una pequeña población agrícola de origen musulmán enclavada en una de las zonas más inaccesibles del interior de la Marina Alta. En época morisca había una serie de despoblados de los cuales sólo se conserva el nombre y algún resto menor: Benicais, Serra, Benisuai, Millans, Cairola, Benesseit y La Solana. La riqueza orográfica hace que el Vall de Ebo sea uno de los pueblos preferidos para los amantes de los deportes de riesgo que pueden recorrer uno de los desfiladeros más intrincados de toda la Comunitat Valenciana: el Barranc de L´Infern.

Hacemos una pequeña parada, tras el descenso, donde se incorporan los socios que llegan desde la delegación de Alicante.

Nuestro recorrido ofrece una apacible estampa entre olivos, almendros y algarrobos que se torna agreste cuando nos acercamos al ascenso del Coll de Rates y aparecen, delante de nuestros ojos, una vegetación joven que busca regenerar el paisaje entre las heridas que han ennegrecido lo que antes eran hermosos y agradables bosques de carrascas, lentiscos, madreselva, palmito, etc… habitados por el zorro, la jineta, la comadreja, conejos, liebres y una abundante fauna de aves tanto diurnas como nocturnas. 

Hacemos una breve parada de reagrupamiento en el alto pues algunos ciclistas han decidido poner todos los impedimentos para que tuviéramos una circulación fluida. No hay problema, disfrutamos de nuevo de una amena tertulia y algunos socios nos presentan a sus nuevos “hierros” (así han decidido denominarlos) con los que pretenden emprender una aventura en los próximos meses.

Comenzamos ahora sí un descenso hacia el este, en dirección al mar. 

La ruta prosigue por buena carretera donde podemos disfrutar de curvas y más curvas entre campos de labranza construidos en terrazas que nos enseñan El paisaje de la piedra en seco. La técnica constructiva tradicional de la piedra en seco ha sido inscrita en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, y por tanto, declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco.

La piedra en seco es el nombre que recibe la técnica de construcción basada en la disposición superpuesta de piedras propias de la zona, sin ningún tipo de conglomerante que ayude a unir los bloques de piedra, que forman los «marges».Pocas veces la acción transformadora del hombre sobre la naturaleza depara obras de la magnitud y la belleza de las montañas de la Marina, un paisaje peinado de terrazas con las que el hombre, durante siglos, pudo domesticar la salvaje orografía de la zona para dedicarla al cultivo. Un país escalonado de márgenes y bancales que es fruto, como señala el director del Museu Aqueològic i Etnològic de Dénia, Josep Antoni Gisbert, de «un pacto del hombre con la naturaleza, producto de la necesidad y el ingenio».

La práctica de la construcción de muros para sostener terrazas de cultivo se remonta incluso a tiempos de la prehistoria. En el caso de la Marina, las viñas del Alt de Benimaquia en Denia „uno de los primeros asentamientos d

onde se produjo vino en todo el Mediterráneo en el siglo VI a. C.„ ya debían cultivarse en terrazas, pues la topografía hacía necesario el uso de márgenes. Igualmente, en época islámica, los estudios del poblamiento andalusí han detectado pequeños huertos, junto a fuentes y puntos de agua, con márgenes levantados con piedra unida con arcilla y cal.


En el trayecto atravesamos Callosa d’Ensarriá, localidad que debe su fama a los nísperos de gran tamaño y sabor dulce y suave. Lástima que con tantos campos repletos de frutos no hayamos podido poner en práctica el consejo de Miquel: no había nísperos maduros para poder disfrutar
de la fruta a pie de carretera.

Después de haber atravesado la Sierra de Bernia llegamos a la Playa del Albir donde vamos a saborear el “dinar”. Todo está preparado cuando aparecemos: parking, mesas bien dispuestas, cerveza fría, diversidad de platos en el buffet, amabilidad del servicio, buen sol de primavera, lugar privilegiado frente al mar…pero lo más importante es lo que los socios aportamos para que todo fluya con naturalidad. Anécdotas, camaradería, diálogo… se establece una convivencia entre personas que, apenas unas horas antes, nos habíamos encontrado por vez primera.

Un café mientras disfrutamos de las vistas al mar y pronto debemos partir cada uno a nuestro destino. Un ¡hasta pronto! son la despedida porque ya queremos volver a repetir.

El pequeño grupo que viajamos a Valencia por la N-332 todavía tendremos el placer de realizar un recorrido por la carretera que discurre por el litoral, atraviesa el desfiladero del Mascarat y bordea la cuenca del barranco de la Garganta de Gata de Gorgos.

Una vez tomada la AP-7 y durante la última parada para las despedidas, algunos socios ofrecen ideas a las que rápidamente se les aplica la “norma Silvestre”: el que propone…, ejecuta. 

Pd. Agradecimiento a J.C. Fajardo (nuestro delegado) y a Gemma (apoyo logístico) por el trabajo bien hecho y el esfuerzo que requiere.

  • Ruta Sierra de Bernia
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