Tan sólo han pasado tres meses desde que nuestro delegado organizase, en la Delegación de Valencia y Castellón, la última escapada en Bronchales que tan buenas sensaciones dejaron en los asistentes.
No es que nuestras motocicletas hayan estado aparcadas esperando este momento.
Incluso con los calores del verano, los cuentakilómetros no han dejado de ir acumulando caminos recorridos que siempre se traducen en aventuras vividas. Sin ir más lejos, hemos disfrutado ya de una nueva ruta: “la ruta del chuletón” mientras, emocionados y bajo una intensa lluvia, acudíamos a nuestra Asamblea Anual.
También partió desde la “terreta” una buena representación del espíritu valenciano, donde la cazalla y el cremadet hicieron acto de presencia para degustación de aquellos que quisieron ser partícipes de la experiencia. ¡Cómo disfrutamos de los paisajes de la sierra de Gredos y el chapoteo en la carretera a nuestro paso por Madrid!.
De una u otra manera, siempre nos mantenemos en contacto. Incluso cuando en Agosto cada cual anda en sus menesteres, siempre tenemos un momento para enviarnos un guiño a través de nuestro canal de comunicación.
Y todo esto, y mucho más, es lo que hace que la madrugada del 21 de octubre tenga ganas que el tiempo transcurra rápido para ir al lugar de nuestro encuentro. Ya la noche anterior, como si fuera la primera vez, había dejado todo preparado para que no se olvidara ningún detalle.
Volvemos a reunirnos para gozar de una ruta preparada por nuestro delegado y acompañados de socios de la Delegación de Aragón y Madrid. Atravesaremos las provincias de Valencia, Castellón y Teruel.
Salimos de nuestro punto de encuentro con puntualidad, hay que tener en cuenta que otro grupo se unirá en el lugar del “esmorzaret”. Ese esmorzaret que ya dio que hablar la noche anterior y que, como buen club de lectores, recomendó bibliografía a los menos documentados para aprender de tan celebrada costumbre.
Nos encaminamos inicialmente por el tramo de la autovía mudéjar y devoramos kilómetros con rapidez. El tráfico es fluido y nos permite un ritmo constante sin interrupciones. Pero no es lo que más nos atrae, así, que en cuanto tenemos oportunidad, tomamos una salida en dirección la Iglesuela del Cid lugar donde nos espera el festín matinal.
Ahora sí empezamos a disfrutar del paisaje. La carretera se vuelve sinuosa, donde podemos disfrutar de una conducción nada monótona y nos adentramos en un arbolado de pino silvestre con Sabina Rastrera. Recorremos la sierra Gúdar-Javalambre y también el Maestrazgo.
Atravesamos Rubielos de Mora, Nogueruelas, Linares de Mora y Mosqueruela. Pequeñas poblaciones enclavadas en este territorio con vocación ganadera y forestal.
La temperatura comienza a descender y debemos parar a ponernos alguna capa adicional para protegernos de los 5ºC que marcan las pantallas de las motocicletas. Los más precavidos, abren sus maletas y allí encuentran prendas de abrigo. Los más despistados, tendrán que esperar a que los rayos de sol calienten la mañana y tiritar hasta llegar a la primera parada oficial.
La baja temperatura se corresponde con lo que vemos a nuestro paso: secaderos de jamón de Teruel y embutidos que nos hacen pensar con rapidez en nuestra próxima llegada al Bar Tropezón en Iglesuela del Cid.
Disfrutamos de nuestra parada gastronómica donde, nuestro compañero Mario, empieza a comprender la importancia estratégica de reunirnos alrededor de una mesa bien equipada de sabrosas viandas en nuestros recorridos culturales.
Finalizada la degustación, algunos compañeros regresan a sus hogares. Otros se disponen a continuar disfrutando de un día espléndido.
Se continúa serpenteando a través de curvas en dirección a La Ruta del Silencio o Silent Route. Como muchos de vosotros conocéis, es una carretera panorámica situada en Teruel, concretamente en la carretera A-1702.
Debes prepararte para experimentar la inmensidad de su naturaleza donde la geología ha dibujado curvas imposibles y cañones espectaculares. Además habitan entre otros, buitres leonados y cabras pirenaicas. La carretera discurre a través de un paisaje marcado por pliegues alpinos esculpidos por la erosión del agua y el viento, modelando monumentos naturales como los Órganos de Montoro.
Aquí el tiempo parece haberse parado. Sus increíbles paisajes, pintorescos pueblos y una naturaleza imponente invitan a disfrutar de todo poco a poco. Y así es como se sigue avanzando, disfrutando en las paradas marcadas en nuestra ruta para realizar las fotografías de rigor y para que Luis haga volar su dron y nos ofrezca inmersos en el paisaje de la Comarca de Gúdar Javalambre. Las distintas perspectivas en altura, que permanecen ajenas a nuestra vista, nos harán gozar cuando podamos ver el contenido filmado.
Llegamos a Gúdar, población de apenas 70 habitantes, donde vamos a alojarnos durante la noche y disfrutar de la gastronomía del lugar. La cena es abundante, como es típico en los pueblos de Teruel, donde el frío hace necesaria una buena carga calórica que permita adaptarse a las bajas temperaturas. Acabado el homenaje, nos encontramos con el contratiempo de no poder continuar con la tertulia y jolgorio nocturno. El cierre del local es demasiado pronto para nuestras expectativas nocturnas. Decidimos armarnos de valor, abrigarnos y desafiar las bajas temperaturas para buscar otro lugar donde continuar con nuestra velada. Pero estamos en una pequeña localidad, así que cruzamos los dedos para entre risas y bromas dirigirnos al otro bar existente: no hay donde elegir. Afortunadamente está abierto y, aunque negociamos el retraso en el cierre, se alargará más de lo previsto con el beneplácito del regente del negocio: mientras hace caja no parece arrepentirse de nuestra visita.
Amanece un día espléndido pero frío. Algunos retrasan su regreso al hogar esperando la calidez de los rayos del sol. Otros más habituados a esta climatología, arrancan sus motores para poder llegar a medio día al hogar y poder compartir el resto de la jornada con la familia. Seguramente este gesto otorgará próximos permisos para nuestras salidas mensuales.
Carlos Ivars. S-127.