Hoy, 2 de abril, recordamos el aniversario de la muerte de uno de nuestros #exploradoresolvidados, que fallecía en el año 1412. Ruy González de Clavijo fue diplomático y principal oficial de la Corona de Castilla.
Poco se sabe de él antes de su embajada a la Corte del Gran Tamerlán en Samarcanda. Nació en Madrid a mediados del s. XIV, aunque se cree que era de origen toledano.
El viaje de Ruy González de Clavijo fue la consecuencia de unos sucesos que se estaban dando en aquella época. Por un lado la derrota de Nicópolis (1396) por los europeos ante Bayaceto, sultán de los turcos otomanos. Al mismo tiempo, el emperador de Constantinopla realizó un viaje por Occidente tratando de conseguir armas, dinero y hombres como última defensa, ya que la ciudad estaba totalmente rodeada por el Turco. Por otra parte, en Occidente se empezaba a oír hablar de un imperio más allá del otomano, capaz de vencer y derrotar al Turco, el Gran Tamerlán. Timor El Grande, quien desde Asia Central venía consiguiendo varias victorias. Enrique III, envió a Payo Gómez de Sotomayor y a Hernán Sánchez de Palazuelos como embajadores ante Tamerlán. Asistieron a la batalla de Angora, "donde el sultán otomano, Bayaceto, fue derrotado y humillado por Timur, de quien se dice usó al rey turco como escabel para subir a su caballo." según describe Miquel Silvestre en su libro "Nómada en Samarkanda".
Los embajadores volvieron a Castilla con el consejero de Timur Mohamad Alcagi (El-Kesh) y unas bellas esclavas para ser desposadas con ilustres castellanos.
Enrique III decidió entonces enviar a Clavijo como embajador a Tamerlán, y propuso a Mohamad Alcagi acompañarle. El 21 de mayo de 1403 procedieron a embarcarse en El Puerto de Santa María en compañía de una docena de hombres, entre los que se encontraban fray Alonso Páez de Santamaría, el guardia real Gómez de Salazar —que murió en el viaje— y Alonso Fernández de Mesa. Llegaron a Trebisonda el 11 de abril de 1404 donde desembarcaron para continuar por tierra, llegando a Samarkanda el 8 de septiembre de 1404. Emprendió el viaje de vuelta el 21 de noviembre de ese año, por Bukhara, llegando a Sanlúcar de Barrameda el 1 de marzo de 1406.
La embajada diplomática fue un fracaso. No logró acuerdo comercial, ni diplomático ni militar, pues a su llegada, Timor ya estaba gravemente enfermo.
Clavijo se convirtió en el español que hasta entonces más lejos había llegado. "Tuvo el acierto de escribir aquel increíble viaje por mares, desiertos, llanuras y montañas." El relato es el único testimonio europeo del lujo de esa Corte, y base de la leyenda de Samarkanda. Describe en detalle las negociaciones con diversos mandatarios cuando pasó por sus territorios, en sí una lección de diplomacia. Las maravilladas descripciones de una jirafa —vista por primera vez— y de una batalla de elefantes —“marfiles”— son extraordinarias joyas de la narrativa medieval española.
Tras su muerte, fue sepultado en un la capilla mayor del convento de San Francisco de Madrid. Alrededor de la sepultura, podía leerse: "Aquí yace el honrado caballero Rui González de Clavijo, que Dios perdone, camarero del Rey Don Enrique, de buena memoria, e del rey D Juan su fixo, al qual el Dicho Señor Rey ovo enviado por su embaxador al Tamorlan, et finó dos de abril año del Señor de M. CCCC. XII Años”. Se derribó este sepulcro para poner en su lugar el de la reina doña Juana, mujer de Enrique IV. Esta capilla fue finalmente demolida en 1760.
Resulta extraño que este personaje sea un gran desconocido en el conocimiento popular español, siendo su aventura comparable a la que vivió Marco Polo, que es conocido en todo el mundo.