Hasta no hace demasiado, las fronteras no eran líneas exactas, sino vastos territorios considerados neutrales que durante el medievo se denominaban marcas. Al finalizar la Primera Guerra Mundial estas zonas se concretaron, y cada nación quedó claramente definida, señaladas por los hitos fronterizos, y allí donde confluían los límites de tres países se plantaron unos conocidos como trifinios.
Hace algún tiempo, en uno de los documentales de Miquel Silvestre escuché el término, y mentiría si dijera que lo recordaba o que lo hubiera oído antes. Lo cierto es que, tras descubrirlo, sentí la inquietud de localizar uno de ellos, a ser posible en las inmediaciones.
Sí, vivo en Barcelona, debería de saber que dos de ellos, los que convergen entre Andorra-España-Francia, no se encuentran a miles de kilómetros, pero estaba interesado en un punto menos conocido, poco admirado, así que decidí preparar una salida con ese objetivo.
Escudriñando en San Google Maps tropecé, así, como por casualidad, con un punto llamado «Fita de les tres províncies», y por descontado que despertó mi curiosidad al referirse a un trifinio provincial.
Por el momento, guardé la ubicación para explorar con más detalle el lugar, y reconozco que me sentí algo desanimado al descubrir que la información sobre él podría catalogarse de ridícula, tanto, que no está documentado en el Instituto Cartográfico y Geológico de Catalunya.
Lo poco que pude averiguar sobre este hito donde convergen las tres provincias catalanas de Barcelona, Lleida y Tarragona, es que data de 1889.
Argensola es un pequeño municipio que conserva la fortaleza medieval de donde toma su nombre y pertenece a la provincia de Barcelona.
Talavera es una localidad dependiente de la provincia de Lleida y que duerme a los pies de las ruinas del castillo que la designa.
Y Santa Coloma de Queralt, un término correspondiente a la provincia de Tarragona con pasajes de la historia sugestivos, y arquitectura, en transición entre el románico y el gótico, es encantadora.
El testigo que especifica su situación se halla en un estado lamentable, y pese a estar prohibido mover o demoler el hito debido a su valor patrimonial, el abandono al que ha estado sometido en estos 133 años, hace complicado descubrirlo con facilidad.
La maleza, en su perpetuo ciclo de vida y voracidad, lo ha semienterrado, rosetones de líquenes verduzcos y amarillentos tapan parte de las inscripciones de la piedra triangular, y a su alrededor un bancal de pedruscos se confunde con el propio bloque.
Aunque, es posible, que justo ese pasar inadvertido en el tiempo, ser nada para quien no lo busca, lo convierte en especial para quien lo encuentra.
Si os interesa visitarlo, ya que la zona se distingue por mantener esa pátina asombrosa y mágica de las aldeas medievales, como Civit, sita en Lleida; os dejo sus coordenadas exactas.
41º34’31.6’’N
1º23’36.0’’E
Espero que un futuro, a poder ser no muy lejano, conste en los archivos estatales pertinentes, y estos le proporcionen el mantenimiento que merece su relevancia histórica.
Luis Peirón
Socio 085
Delegado de BCN-TGN